jueves, 20 de junio de 2013

Noticias - Pedro Almodóvar en el Met Ball 2013

Pedro Almodóvar narra en el número de Julio de Vanity Fair su paso por la gala Met Ball del pasado mes, la fiesta revival sobre la moda y el punk que tuvo lugar en el Metropolitan Museum de Nueva York.
 
Pedro Almodóvar junto a su pareja de baile Amanda Seyfried en el Met Ball 2013
 
"Llego a Nueva York el viernes noche y me instalo en el Crosby Street Hotel bajo el seudónimo de Francis Scott Fitzgerald". Así arranca la divertida crónica que Pedro Almodóvar escribe en exclusiva para Vanity Fair España sobre su primera gala como invitado al Met Ball, la fiesta anual de la moda que se celebra en el Metropolitan Museum of Art de Nueva York, y que en esta edición estaba dedicada al punk. 700 ilustres invitados: estrellas del celuloide, diseñadores, cantantes... Nadie pasa desaparecibido.
 
Nuestro director más internacional describe cada uno de sus pasos y hasta su estilismo: "Tengo serios problemas para salir del coche, deben ser evidentes porque el portero del hotel acude en mi ayuda y me pregunta preocupado si me encuentro bien ("Are you ok, sir?"). Mi problema son los muslos. El esmoquin de Givenchy es muy ceñido de piernas, como se lleva ahora. Me permite estar de pie, incluso caminar, pero al sentarme el grosor de mis muslos está a punto de estallar las costuras. Si ocurre algo así diré que es un gesto punk...".
 
La actriz Amanda Seyfried es la pareja de baile de Pedro, a la que no conoce hasta llegar a la gala. "Es la primera vez que asiste al Met Ball. Su único propósito es convertirse en algo tan insignificante como el papel de las paredes, me dice. Le explico que en una película justamente la elección del color de las paredes es esencial, porque es lo que más se ve, y debe combinar con los muebles, los trajes de los actores y especialmente con su color de piel. Amanda abre los ojos como platos, nunca había pensado que el wallpaper fuera algo tan esencial".
 
Una vez dentro, Almodóvar felicita por su trabajo en Homeland a su protagonista, Damian Lewis, saluda a Colin Firth, Renée Zellweger, Miuccia Prada, Sarah Jessica Parker y a una despistada Vivienne Westwood, que no lo reconoce. Se sienta a la mesa frente al coanfitrión de la gala, el diseñador de Givenchy Ricardo Tisci. A su izquierda, Madonna y su novio, Brahim Zaibat; a la derecha, Beyoncé. "Dos reinas son demasiadas para una sola fiesta, mucho más para una única mesa. Beyoncé dura poco tiempo. Intercambio con ella alguna sonrisa, pero no dejamos de ser extraños. Cuando queremos darnos cuenta ya ha desaparecido".
 
La relación que une a Madonna con el manchego es completamente diferente, mucho más cercana. Junto a ella y a su novio pasan a otra sala, la de los postres y la música. Canta Debbie Harry, de Blondie, y el ambiente sube de temperatura. "A pesar de la algarabía hablamos unos minutos sobre mi vida privada y me dejo aconsejar por ella". Mientras Pedro continúa haciendo fotos a los invitados, Tisci se divierte con el actor Zachary Quinto y el cantante Frank Ocean durante seis horas más. Para Almodóvar termina una noche y una gala que ha mitificado. Vuelve al hotel bajo su seudónimo: Francis Scott Fitzgerald.


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